El tiempo en Rosario

miércoles, 25 de agosto de 2010

Me despido

Estimados contertulios,

Es mi deber informarles que el Velero Rustigne ha sido vendido hace unos días.
Fue felizmente comprado nuevamente por su anterior dueño, al que le deseo las mismas satisfacciones que tuve con él.

Tampoco quiero olvidarme de agra_decer a quienes siguieron los disparatados posteos y fundamentalmente a mis cuatro fieles lectores: Eltagai, José, Josua y Joselito.

Les dejo un cordial abrazo, les deseo una buena vida y los espero en el nuevo blog (sí, voy a seguir escribiendo, lo siento, es una adicción).
http://www.velerotrampero.blogspot.com/

Muchas Gracias.

Gerardo.

jueves, 10 de junio de 2010

Encuentro Pirata - Primera Parte: Día Lluvioso

El día viernes ya se perfilaba en el Windgurú (esa nefasta página que nos sentencia un buen o mal fin de semana náutico) que la mano venía medio pesada. A decir verdad, medio húmeda.
Igualmente nuestros amigos del Galeón (http://www.elgaleonpirata.net/) ya habían decidido viajar contra viento marea. Serían de la partida (sin orden de jerarquía): el Pastor Joshua, Eltagai-El, Calderone y futura Sra. Al día siguiente se incorporaría Doña Mary Read.
Como era de preveerse el domingo amaneció LLOVIENDO !!!!! (recordaba eso que "no hay sábados sin sol, rubia sin amor y vieja sin dolor"). En este caso, Don Murphy hizo de las suyas como a lo largo de todo este blog: Si tenía que llover un fin de samana en otoño, IBA a ser justamente éste.
Pero, en fin, ya estaba todo dicho, los viajeros en camino y nosotros al encuentro de ellos.
Previamente pasé por la casa de Don Mobi (Diego para los mortales) a conocerlo personalmente !!!!!!!!!! Pueden creer que hacía por lo menos 15 días que veníamos hablando por teléfono y organizando todo (que por supuesto no hicimos nada) y no nos conocíamos físicamente???? Reconozco que la imagen que tenía de él es la misma que en definitiva ví. La de un muchacho cordial, franco y sencillo. Cosas difíciles de encontrar hoy por hoy.
Llegamos casi juntos al Hostel donde estaban alojados los ilustres visitantes y enseguida pegamos buena onda con todos y presagiaba lo que en definitiva fue: un fin de semana inolvidable.
De entrada fuimos a comer pizzas a Flora, un restobar situado de cara al Río Paraná. Confieso que nunca había ido de día, por lo que me había perdido semejante imagen de nuestro río, llamado de entrecasa "Cinta transportadora marrón", en referencia a su briosa correntada.
Como primer y primordial acción se realizó la bendición de las naves rosarinas bajo el manto de San Josue del Gran Yacamar, patrono de los navegantes ebrios y etece, etece.
A cargo del Pastor José, desenrajó una catarata de risas al tiempo de entregar los gallardetes gentilmente enviados por Don Corleone y por supuesto la entrega de las estampitas "protectoras".
Como parecía que nadie quería terminar la charla, decidimos, invitación de Marcelo (Zorro1) mediante, ir a tomar el café al Club de Velas Rosario. Allí, nuevamente con vista al río, dimos dos vueltas de café y contamos anécdotas que nunca se terminaron.
De allí surgió el "remo" de Diego Mobi, el té rojo de la Calderona, la pastafrola del suscripto. Y la interminable lluvia.
Pero teníamos un as debajo de la manga: se estaba empezando a levantar viento del SO. Los que poco sabemos, conocemos que este viento "limpia", cosa que fue confirmado al día siguiente.
Cuando ya casi nos "echaban" del club, pasamos por el RRC (Rosario Rowing Club), sitio de guarda del SSI Grand Rustigne, para reservar el quincho y darnos una panzada de quesos, salames, salamines y otros comestibles, finamente regado con vino y gaseosas. Ideal para hipertensos e hipercolesterolémicos.
Lamentablemente los tuve que dejar a las 02 de la mañana por razones laborales pero se levantaron conmigo y en fila india nos fuimos cantando bajito, con la garúa acariciándonos. Quise preguntarles si la habían pasado bien, pero sus rostros no me dejaron lugar a dudas.
Quedamos que al día siguiente nos encontraríamos al mediodía en el Club si había buen tiempo. Hasta esa hora estaba lloviznando. Quedaba la esperanza del viento de SO . . .


sábado, 27 de marzo de 2010

Domingo de Pesca

Este domingo se presentó más que promisorio, cielo despejado, temperatura agradable, poca gente en la calle, tempranito en el club, el Paraná en bajante y el viento . . . el viento . . . uyyyy, nos olvidamos el viento en casa !!!!!!!!!!!
Tal cual, TODA la semana preparando este magnífico día pero don Eolo no se dignó a presentarse en cubierta.
Igualmente partimos hacia el punto de encuentro. Se trata de un lugar que se encuentra apenas pasado el puente, unos metros hacia el este de la entrada al Paso de Destilería.
El lugar, agreste, otrora habría servido de obrador parala construcción del puente Rosario - Victoria. Motivo por el cual nos encontramos con una calle pavimentada en la isla !!!!(?). No saliendo de la sorpresa, mientras estábamos amarrando pasa por esa calle un móvil de Gendarmería. Cosa de locos.
Más allá de eso, al llegar estaba el Delirante (les recuerdo, es un barco) al mando de Fernando (al que hace honor al nombre de su tan noble embarcación) cuya tripulación la completaba el infaltable Marcelo y Alejandro. En el Rustigne me acompaño mi suegro Chiche (por qué le habrán puesto ese apodo feminoide???, nunca se lo pregunté.) y mi colega enfermero Mario.
También estaba Filo, el del Miura 25 con su señora esposa, al que le usurpamos la parrilla (léase también el fueguito que había hecho con leñas) para cocinarnos unos chorizos que había llevado Alejandro.
Apareció el pan, la cerveza, las gaseosas y mientras se cocinaban a fuego lento los choris, nos pusimos a pescar en forma amateur.
Lo único que pescamos ahí fue una insolación. Ah, perdón, también Mario pescó una tortuga de río. Por supuesto que fue devuelta al mismo luego de sacarle, no sin poco esfuerzo, el tremendo anzuelo que Mario había preparado. Cuando digo tremendo, es tremendo, como para el tiburón de toda la saga cinematográfica.
Luego de comer y para no seguir pasando vergüenza como pescadores le sugerí que nos vayamos a navegar porque parecía que había un levante (del viento, claro).
Recogimos todo, soltamos amarras, prendimos el motor y . . .  el quilombo nuestro de cada salida.
Resulta que NO habíamos levantado todo: una línea quedó en el río y por Ley de Murphy, dónde fue a parar?????.
Sí, acertaron: A LA HELICE DEL MOTOR. No podía ser de otra manera, a la hélice.
La situación era esta: barco a la deriva, tripulación como Adan y Eva en el día de la Madre (en bolas y a los gritos), los otros gritando desde la costa (sin largar el mate) y el mástil a punto de impactar contra la obra arquitectónica pensada en el siglo pasado (El Puente Rosario-Victoria, oficialmente denominado Puente Nuestra Señora del Rosario forma parte de la conexión vial de la Ruta Nacional 174 (Argentina), de 60 km que comunica las ciudades de Rosario, en la Provincia de Santa Fe, y Victoria, en la Provincia de Entre Ríos, de la República Argentina.
La idea de hacer esta obra nació a principios del siglo XX. Este proyecto, fue iniciado por Ángel Piaggio, miembro de la Comisión Popular, y tenía en esos momentos visos de realización pero no pudo concretarse. Recién en 1997 se encaró con firmeza la realización de esta obra. Los problemas con los fondos para la obra retrasaron su finalización. La inauguración se produjo finalmente el 22 de mayo de 2003)
Historia aparte, resulta que ya me había hecho toda la película: el mástil impactando en el puente, toda la jarcia fija (mástil, obenques, etc.) rota, las cargadas, los "yo te dije", etc, etc.
Por lo tanto empecé a dar órdenes tal como lo hiciera Sandokán en aquellas películas épicas (no dejando de pensar quién había sido el BLD que dejó la línea) y le indiqué a Mario que vaya a la proa, que saque el ancla Danfort y la arroje nomás (rogando, implorando, casi de rodillas que no hubiera mucha profundidad en la zona. No pasó ni un minuto que me impacienté (ya estabamos a pocos metros de la inevitable y trágica -para mi bolsillo - colisión) y corrí hacia la popa. Mi sorpresa fue cuando ví que se había agarrado al lecho como lo haría un mosquito a la piel de un bebé en las tórridas y húmedas noches rosarinas.
El barco se detuvo (junto con la velocidad del tiempo), todo se hizo en cámara lenta y el mástil se detuvo a unos pocos centímetros del puente (estoy exagerando, pero con el cagasapu que tenía a mí me parecieron milímetros).
Claro, pero ahora había que tirarse al agua !!! Me pareció que no debía seguir la tradición que el último en abandonar el barco sea al capitán por lo que, alegre por haber tenido la malla puesta y no la bermuda, me arrojé al agua (junto al salvavidas circular, obvio, mastico vidrio pero no lo trago). Me alegré también de tenerlo a mano, costumbre que guardo desde mis años mozos de Rescate Náutico (en el invierno, cuando haga frío para navegar les cuento).
El resto era previsible, sin esfuerzo logré liberar a mi querida hélice de la maldita línea que la ahorcaba.
Lo único que quedaba era subir a bordo, jeje, subir a bordo. Por la escalera de popa. Por la misma escalera de popa que estaba en mi casa secándose de las dos manos de barniz marino a la que había sometido !!!!!
Nunca pensé que abordar sería tan difícil, mucho más si los que estaban a bordo todavía estaban estuporosos porque no entendían qué estaba pasando.
En ese momento se acerca Fernando con una lancha (con francobordo más bajo) y en una maniobra propia de un contorsionista del Circo de Moscú logro subir a la lancha. Las cargadas por la subida fueron incontables, pero la cuestión es que subí.
Aparte de un calambre y algunos raspones, todo salió bárbaro.
Saludamos y nos fuimos en busca de ese ansiado vientito que se había levantado. Bueno, se levantó y se fue el muy HDP.
Lo intentabamos, pero avanzamos 1 y retrocedíamos 2. Joder !!!!! Nos fondeamos en Destilería y a pescar.
Esta vez la cosecha fue pobre, devolvimos los chiquitos, nos quedamos con los que podíamos freir.
A Mario se le escapó uno grande, probablemente una boga.
El resto del día pasó sin sobresaltos, pero a la hora de los mosquitos tuvimos que volver.
Llegamos de noche, cansados, mugrientos y sedientos, pero con la tranquilidad de volver con el barco y de una sola pieza. Eso ya es mucho. Hasta la próxima. (en unos días les subo las fotos y el video).

lunes, 22 de febrero de 2010

Navegando por el paso de Destilería

Bueno, parece que volvimos a la pluma y el papel. En esta oportunidad les voy a comentar nuestra salida del sábado. El día comenzó nublado, lloviendo poco, pero lloviendo, por lo que decidimos ir a tomar el desayuno con Marcelo y Fernando a un bar de la zona sur de Rosario llamado "El Club". Nada más alejado de la náutica, es un bar temático (?) referente al Boating Club de Granadero Baigorria.
Un poco excéptico me fui a casa convencido que iba a llover pero ante la perspectiva de un vientito sur que limpiara tomé la Av. Circunvalación hasta el Boating.
Por supuesto que los que me conocen saben que NO llegué a las 13,30 horas sino a las 13,50 horas, lo que constituye un record de puntualidad.
Más allá de eso el vientito de 9 a 10 nudos estaba cambiante del Este-Sudeste, el cruce del Paraná no tuvo mayores comentarios y al llegar al canal conocido como Paso de Destilería nos llama por radio la tripulación del "XXXXXXX" un Miura 25 que no recuerdo puntualmente el nombre. Se los prometo para la próxima.
Destaco esto dado que me encontré por primera vez cara a cara con un Miura 25. Hermoso barco, al menos desde lejos, navegando muy bien, con lindo porte. Digo esto porque es unos de los veleros que gozan de mala fama debido a algunos inconvenientes en su construcción.
Luego de muchas bromas y chascarrillos entre ambas tripulaciones pusimos proa hacia el norte logrando una buena performance aún en contra de la corriente que por estos momentos es muy fuerte.
Por supuesto que el Miura se fue más rápido por múltiples razones que los lectores sabrán interpretar.
En esta oportunidad no hubo comida, sólo unos anémicos mates. Lo que sí hubo permanentemente fue viento que no nos abandonó nunca y el velero Delirante que se portó como siempre nos tiene acostumbrado.
El Rustigne se encuentra en muy buenas condiciones de salud, sólo que esta vez era más práctico ir con el Delirante. Esto nos pasa por tener dos barcos a disposición.
Les dejo unas fotos y un link para ver algunos videos.


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lunes, 11 de enero de 2010

De vuelta por el agua.

Estimados,
Sí, los dejé abandonados por un tiempo, pero lo que sucede es que no había nada importante para señalar.
Ahora tampoco, pero me pareció interesante subirles algunas fotos para que los que no pueden navegar lo hagan a traves de ellas.

La jornada de ayer tuvo unos claros protagonistas aparte del clima. La Tripulación del Rustigne.
Marcelo, Fernando y Alberto, excelentes compañeros de esta pequeña singladura de duró todo el día. Desde el Rosario Rowing Club hasta el Monumento a la Bandera, cruzando el Paraná pasamos por Vladimir (inundado) para remontar el Paraná Viejo, lugar más que lindo, con buen caudal de agua, lo que constituye una delicia navegarlo, incluso para los porteños más exigentes que imploran tener "agua bajo la quilla" (Fuente: www.elgaleonpirata.net)
Todo el viaje se mantuvo con vientos del S, rotando al SSE y E, lo que hizo la navegación muy placentera y a una velocidad respetable (ni idea de los nudos).
Para los entendidos: remontamos el PV con la mayor a tope y la escota totalmente filada para que cace el viento de popa. Incluso nos animamos a entangonar la genoa en "orejas de burro" (vieron cómo voy aprendiento, se los venía previniendo . . .).
Hasta en un momento decidimos subir el "Spi" (para los legos, es el apócope de Spinnaker, esa vela grande de muchos colores que engalanan cualquier espejo de agua o mar cuando se corre una regata).
Pero resulta que NO estaban los cabos que hacen las veces de escotas, lo que abortó la maniobra para otro día.
Lo más importante del día: el Catering.
Lamentablemente no hubo registro fotográfico del mismo debido a la rapidez con la que desapareció, no porque fuera poco (no lo fue) sino que el hambre hizo estragos en tan bello plato perfectamente presentado por Marcelo (que nos sorprendió con sus cualidades culinarias sólo reservada para unos elegidos).
Entrada:
- Rodajas de jamón ahumado con fetas de queso y huevos cocidos
Plato Principal:
- Bola de lomo al horno con ensalada de tomates.
Postre:
- Budín de frutas secas.
Bebida: Cerveza Quilmes (obvio) bien fría y agua para los abstemios (ninguno).
Decididamente fue le mejor y más glamoroso menú que hubo en el Rustigne desde que me hice cargo del mismo. Dudo que se pueda superar en lo inmediato. Gracias Marcelo.









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